domingo, 28 de septiembre de 2008

Cuéntame un cuento y verás qué contento...


“Vivir del cuento”, buena expresión, ¿verdad? Eso dicen, al menos, los que se llevan largas temporadas de su vida viviendo así…pero…¿por qué esa expresión? Imagino y deduzco que será porque en los cuentos, casi todos los protagonistas, acaban felices, viven bien, sin preocupaciones, en mundos llenos de magia, de fantasía, de bienestar, de retos alcanzados, de metas logradas, de felicidad.


Me encantan los cuentos, me gusta la gente que se dedica a ello, siempre me gustaron. Me gustan los “cuentacuentos” en los café-teatro tan de moda en la actualidad. Me gustan los cuentos a niños. Suelo contar un cuento a la semana a mis niños, a veces en relación con la unidad didáctica que tratamos, otras en relación a trabajar un tema en concreto, como puede ser el desarrollo de alguna habilidad social, la educación emocional o la misma adquisición de la educación en valores, tan importante hoy en día…

Pienso que es complicado asumir la oralidad sin rostro, sin adecuación espacial, sin tener en cuenta al niño, que lo que hace es reubicar el relato contado en cada momento y lo acomoda a su percepción. Cualquiera que haya contado un cuento sabe de estos ajustes que se producen cuando el narrador, acierta con un descubrimiento imprevisto, se recrea y complace al niño, estirando lo más posible ese momento de deleite, que no necesariamente tiene que ser divertido sino más bien emocional, es lo que me gusta…

También el cambio de ritmo contado cuando las expectativas no satisfacen y se obvia o transfigura algún episodio de la materia oral. No solamente cuenta aquello que decimos sino el cómo lo decimos, sobre todo con niños, también con adultos. Esta premisa válida para todos los lenguajes cobra especial significado en el lenguaje oral. Historias maravillosas se empobrecen de pronto en la voz de un narrador inexperto y al contrario, anécdotas insignificantes producen el regocijo, acrecentadas y sostenidas por la validez del que las narra. Cuando digo inexperto no significa precisamente como falto de experiencia, sino más bien lo podéis entender cómo alguien que le pone poco énfasis, que hiperboliza en escasez.

Contar, a veces, no es cuestión de contenidos, sino introducirse en un estado de frescura, atendiendo los rostros y emociones de quienes escuchan, sabiendo el ritmo que necesita la historia, la entonación creciente o decreciente, la pausa obligada para que la historia sea debidamente asimilada, la sucesión de imágenes que nacen en el interior de cada niño y se conforman bajo la voz del narrador.

Buenas premisas, hacerla vuestras, yo las he hecho mías. Cuando hablo de contar un cuento, no es sólo a niños, también a adultos, los cuáles necesitamos de vez en cuándo sumergirnos en esos bellos mundos, para volver a la infancia, o simplemente para desarrollar la imaginación… también, a más d euno, le puede servir como salida del túnel… quién sabe…¡un abrazo bloggers!

18 comentarios:

Anónimo dijo...

Estoy completamente de acuerdo, me encantan los cuentos a mi también. De hecho te contaré que las noches que no puedo dormir (menosmal que son pocas) escucho cuentos que tengo en el móvil, sí, lees bien...en el móvil, para algo sirve la tecnología jaja.
Lo pongo desde el principio y...mano de santo, casi nunca llego a escuchar el final.
(El más escuchado en mi caso es La cenicienta, que voz más melodiosa tiene el narrador)
Un besito y buen comienzo de semana!

Susana dijo...

Completamente de acuerdo, sólo me ha chocado una cosa al leer tu post. Que después de todas las alabanzas que cuentas sobre el cuento solo les lees uno a la semana??????!!!!!!
Yo les leo uno al día y cuando no más (porque claro, en inglés también hay cuento...)

SOLE dijo...

¡¡¡Que bonita entrada profe!!!
A mi me encantan los cuentos, y me gustan por como son capaces de atrapar a los más pequeños, si se les cuenta como tu dices en esta entrada.
Ver sus caritas, observandote con atención, y esperando el desenlace, no tiene precio.
Yo también admiro a los cuentacuentos, y por eso de vez en cuando, trato de ejercer como uno de ellos.
Un besazo y feliz semana!!

Malvi dijo...

Me encantan los cuentos, escribo cuentos, y disfrut contándoles a mis sobrinillos cuentos, sí, lo paso bien porque me disfrazo de lobo, abuela... y ellos empiezan a imaginar, lo mejor es cuando te piden otra vez y los muy pillos me dicen "no tita... ¿el lobo no iba por el puente?" jajaj ¡se acuerdan de todo!

Ana dijo...

Los cuentos son preciosos si estan bien relatados y bien contados. Aunque no todos tengan el final que uno espera.
Un saludo Luchete!

Mª Carmen dijo...

Yo no podría hacer una descripción mejor de la importancia de los cuentos. Yo procuro contarle a mi hija uno todas las noches, me hace gracia el que muchas veces quiere el mismo...ahora está abducida por el de Caperucita Roja!!! Yo pongo voces y lo dramatizo según mi nivel de energía (unas veces me sale mejor que otras), y lo más gracioso es que ella lo nota perfectamente (ayer me dijo, "hoy si que te sale bien, mami") y me escapó la risa...a veces viendo sus ojos y su expresión tannnnnnnn concentrada, tengo que hacer verdaderos esfuerzos de contención para no reirme a carcajadas.

Bicos moitos luchete. Recomiéndame cuentos para una niña de tres añoss!!!!!

Mes dijo...

Esque la decoracion es genial!! lo malo que en españa no tenemos esas casitas, pero bueno por dentro siempre puedes hacer algo parecido ^^
eheh

un saludillooooooooooooooo, y a ver si pongo mas fotos que me he quedado paradilla...

Anónimo dijo...

Me encantan los cuentos, los de hadas y brujas malas, los de duendes saltarines y los de gente normal y corriente que vive la vida y hace de su vida un cuento...
Cuentame también a mi un cuento!!!

natalia guerrero dijo...

Me encantan los cuentos, tanto oirlos como contarlos.. siempre me quedo ensimismada.. besos

Rebequita dijo...

Bonito artículo, así da gusto volver al mundo bloguero y encontrarse con cosas como esta.
Un abrazo muy fuerte, y ten una buena semana :)

rake dijo...

Que guay!! Me encantan los cuentos!! ^^
Cuando se los cuento a mi sobri, medio escenificados no se quien se lo pasa mejor si ella o yo! jaja!
besillos

LittleBell dijo...

Totalmente de acuerdo contigo. Me encantan los cuentos y contarlos... en infantil, como doy inglés me llevo cada semana un libro y se lo leo a los crios,algunos cuentos son de esos de pop-up y les encanta!!!!

Qué seríamos sin cuentos?? al menos, ahí los finales son felices porque para tristezas... nos vale el cuento de la vida real.

Un besito.

Carmelita Descalza dijo...

hola amiga. gracias por tu visita estos días seguiremos publicando mas articulos de sta Teresita del niño Jesús, mañana es su fiesta pedire a ella una gracia especial para ti . eres siempre bienvenida a mi blg.un abrazo
yajaire

arMi arMa dijo...

Pues te sonará a chiste pero el otro día escuche en las noticias de la radio que la comision de cuentoss de hadas de euroopa (si si, yo también lo flipé) va a suprimir los finales felices porque dice que crean espectativas demasiado decepcionantes en el futuro de los niños :S

Inma dijo...

Me encanta que me cuenten cuentos. Mucho mas que leerlos. De hecho me pasa lo mismo con la poesía. Oirla declamar es un placer y me cuesta más leerla en soledad.

Una pena que los blogs no tengan sonido porque podrías contarnos un cuento de vez en cuando...

Será cuestión de esperar porue la tecnología siempre nos sorprende.

Mònica dijo...

A mi me encantan los cuentos!!

Aún recuerdo uno que nos tuvimos que aprender de memoria en el cole de ben pequeños, y lo mejor es que un día lo busqué por aquí y lo encontré!!!

Lo mejor de los cuentos.... es ver la cara de los niños cuando se los estás contando!

Besotes

Luna dijo...

No me gusta distiguir edades, de hecho no lo hago, ni lo hice. De hecho todavía no creo haber alcanzado la mayoría de edad... si bien ciertas palabras no sean recomendables para cerebros todavía muy tiernos, éstos, los cerebritos de pocas edades en mi vocabulario definen la palabra verdad, y como tal adoro mirar a los ojos de cualquier ser humano permitiendome mirarle con vulnerabilidad, y si me rompo más tarde cambiaré la proyección de mi mirada y olvidaré que pasó instantes antes, como hacía de uno a tres años, cuando mi mente todavía no estaba afectada por la sociedad. Por eso respeto tanto al niño y enfurezco cuando algún energúmeno le recita palabras feas o quiere tomarle el pelo, o aprovecharse de su inocencia. Adoro los cuentos, tanto que mi vida se ha convertido en uno de ellos. Gracias a la vida, gracias por enseñarme a vivir en mi cuento, por hacer mi inmaginación realidad. Yo les diría a los niños que lucharan por no perder jamás su integridad, que luchen por hacer su cuento realidad... es posible, solo hay que desearlo de verdad

Mercy dijo...

Pienso igual que tú. Además, lo bonito de los cuentos es que todos tienen una moraleja, que cuando se es pequeño nos es más difícil captar, pero una vez mayor...vuelves a leerlo y te das cuenta.